La dinámica familiar

El impacto de tener un miembro de la familia con NE es enorme, aunque existen muchas variables entre familias. Cada familia es alterada permanentemente por el proceso de la persona con NE.  Muchos encuentran una nueva fuerza y significado de la experiencia. Otras familias y matrimonios ceden ante el estrés. Los hermanos generalmente están al tanto de la tensión de la experiencia, especialmente cuando sus madres toman todo el peso del problema.

Desigualdades

La realidad de las familias con una persona que tiene una NE es que los hermanos son tratados de manera distinta. No importa cuánto traten los padres de ser justos, los padres se tienen que adaptar a las necesidades y las capacidades del hijo con NE de muchas maneras. Algunas de estas adaptaciones crean sentimientos de resentimiento en los hermanos sin discapacidad.  Un punto en particular es el manejo de conductas claramente inaceptables, que no son (tan) castigadas si se hacen por el hermano con NE.

Las desigualdades en las expectativas de la participación familiar también crean resentimientos. Muchos de los hermanos sin discapacidad expresan sentimientos agridulces de sus propios éxitos, por ejemplo, cuando saben el dolor que sus padres podrán sentir cuando reconozcan que su hijo con NE no va poder experimentar las transiciones de desarrollo o los éxitos que definen las vidas de los hermanos sin discapacidad.

Viviendo con problemas de conducta

Por mucho, uno de las fuentes de estrés que reportan los hermanos sin discapacidad es vivir con las conductas desafiantes. Las dificultades conductuales crean en la familia ruptura, miedo y vergüenza.  Entre menos predecible sea el problema conductual, más difícil será para los hermanos sin discapacidad relajarse y sentirse cómodos con sus familias.  La presencia de comportamientos severos restringe el grado en que los hermanos sin discapacidad pueden experimentar eventos comunes (vacaciones, salidas, etc.). Mientras que las conductas obsesivas, rígidas o ritualísticas también crean memorias intensas para los hermanos que muchas veces han estado confundidos y molestos por éstas.

Creciendo

Una de las más profundas realidades de la vida cuando se tiene un hermano con NE es que las transiciones de desarrollo como ir a la escuela o jugar en la liga juntos, no ocurre. En cambio, estas transiciones sólo son disponibles en un hermano, mismo que logra tener una vida adulta independiente, mientras que el otro podrá necesitar apoyo y asistencia más asociada con la niñez o adolescencia.  En efecto, muchas veces es duro para la familia definir a la persona con NE como adulto, porque continúan percibiéndolo como un niño.

Cuando llega la adultez para el hermano sin discapacidad, muchas veces varía el turno definitivo en la relación entre los hermanos. Por ejemplo, el hermano sin discapacidad sentirá mayor responsabilidad. La relación entre hermanos se podrá volver más compleja si, por ejemplo, el hermano sin discapacidad se va lejos y se da menos cuenta de los detalles de la vida diaria en el hermano con discapacidad.

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