HERMANOS DE PERSONAS CON NE: LAS CONSECUENCIAS EMOCIONALES (PARTE 1 DE 3)
Tener un hermano con NE conlleva a tener consecuencias emocionales. Las emociones son fuertes y variables. La intensidad de sus emociones toma a los hermanos por sorpresa tanto cuando están creciendo como en la adultez.
Manejar el impacto emocional de tener un hermano con NE es una gran tarea. Y los hermanos navegan continuamente entre esas duras y desconocidas aguas solos, con miedo de mortificar a sus padres con sus propias necesidades. En términos del impacto emocional, relacionar su experiencia con otros con un contexto similar, les da a los hermanos una amplia perspectiva, les ayuda a sentirse menos solos, y les permite aceptar la realidad de la NE de su hermano.
Una de las maneras más significativas que los hermanos sin discapacidad son afectados por la NE es en las relaciones personales. Algunos hermanos mencionan un patrón de relación con personas que han tenido serios retos en su vida. Esto incluye personas con problemas de abuso de sustancias, problemas mentales, NE es físicas y problemas de personalidad.
Emociones
Enojo: Una emoción poderosa
El enojo es una de las más profundas e intensas emociones que experimentamos como humanos. Es una emoción que no desaparece y que algunas veces nos lleva a acciones de las cuales nos arrepentimos o nos sentimos avergonzados.
El enojo es un tema significativo para las familias con individuos con NE. Los hermanos pueden experimentar enojo en muchas etapas de crecimiento. Como niños, los hermanos típicos se sienten rechazados cuando mucha de la energía de los padres se centra en el miembro con NE. Además, los hermanos sin discapacidad pueden estar enojados con los padres que le dedican más tiempo y atención al hermano con NE. También se pueden sentir enojados del impacto que la NE tiene en la familia, en términos de perder oportunidades sociales, o ambientes especiales por la presencia de la NE. Además, el hermano puede estar directamente enojado con el hermano o hermana con NE por ser el centro de atención y por drenar los recursos familiares.
Los hermanos sin discapacidad pueden sentirse enojados, en general, por tener que vivir con la NE cuando otras personas no lo hacen. Esto es innegable en la adolescencia, cuando lo más importante es ser aceptado y tener una vida convencional. Los sentimientos de enojo muchas veces continúan hacia la adultez, aunque los temas cambian. Por ejemplo, el enojo ahora hacia los padres puede reflejar la frustración de no tener un plan para el futuro, mientras los padres se encuentran en negación por los cambios inevitables que pueden venir con el tiempo. Y algunos adultos reportan olas de enojo, resentimiento o arrepentimiento por tener una vida que es más compleja y triste que otras familias.
Un aspecto interesante de la experiencia de los hermanos es que muchos no expresan sus sentimientos de enojo. Muchos ni siquiera se han dado cuenta del enojo hasta mucho más tarde en la vida. Esto es probablemente el resultado de un poderoso, aunque sutil mensaje, que la expresión del enojo podría ser un problema para ya la problemática familia. El resultado es el aislamiento y la soledad que previene a la los miembros de la familia de poderse apoyar mutuamente.
Siempre en crisis
Una de las partes más difíciles de vivir con una persona con NE es la sensación constante de que la familia es vulnerable. Este sentimiento es una constante fuente de tensión. Vivir con esta tensión tiene sus consecuencias. Es difícil para las familias relajarse ante estas circunstancias. Mientras otras familias son espontáneas, las familias de personas con NE tratan de mantener las cosas predecibles, para no provocar un incidente de conducta. Si es cierto que es importante mantener la estabilidad, la consecuencia de esto es perder la espontaneidad y en algunos casos, la alegría.
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