A lo largo de los años, tuve relación con muchos adolescentes en la escuela. Algunos eran muy buenos en la parte académica y a otros les costaba muchísimo trabajo pasar las materias más básicas. Muchas mamás pasaron por mi oficina, preguntando que era lo que podían hacer cuando su hijo tenia malas calificaciones y estos eran las recomendaciones que les daba a todos, y aunque no son limitantes, son un buen principio.

En primer lugar:

• Llevar al chico con un doctor para descartar algún daño. Puede ser que no oiga bien, o no vea bien y que por eso no entiende que está aprendiendo. Una buena revisión médica nos ayuda a saber si hay que apoyarlo con lentes o aparatos.
• Referirlo a un psicólogo o psiquiatra infantil (paidopsiquiatra) para hacer una evaluación y descartar algo más grave, como déficit de atención (con o sin hiperactividad), narcolepsia, trastornos del sueño o de alimentación, ansiedad, depresión, bullying, violencia intrafamiliar, separación o divorcio, etc., y que empiece con terapia lo más pronto posible.

Si ya se hizo una evaluación y estamos seguros de que no tiene un problema físico o psicológico podemos ayudarlo nosotros mismos. Es importante esclarecer que el adolescente es el que se debe de comprometer a mejorar, si es el papá o la mamá la que se va a hacer responsable, no funciona. El chico es el que tiene el problema y es también el que tiene que salir adelante por sus medios.

Explicarle que no basta con que te diga que “le voy a echar ganas”. Esto no es medible, ni observable. Se necesitan objetivos claros para tener resultados claros. Y también aclararle que no hay premios, ni promesas. Es la única responsabilidad que tiene nuestro hijo. Si lo va a hacer por un premio, es chantaje.

Este compromiso se entiende mejor cuando el chico no solo lo habla, sino que lo escribe, lo dice y lo firma. Se dice “que las palabras se las lleva el viento”, hay que dejar algo por escrito, que quede claro que fue lo que se acordó, para que no haya malos entendidos.

Sugerencias para ayudarlo:

• Se pondrá un calendario grande en la cocina o en un lugar donde todos lo vean y uno chico en el cuarto del alumno. En ese calendario se van a poner todas las entregas, proyectos, trabajos, exámenes, etc., que tenga nuestro hijo. Si no sabe que es lo que tiene que hacer, la mamá puede ir con el departamento de psicología, con el asesor, o con cada maestro para ver las fechas de las entregas y las evaluaciones.
• Se le pondrá un horario de actividades, de tal manera que le pueda dedicar al estudio por lo menos dos horas diarias. A veces tenemos saturados a nuestros chicos con actividades en la tarde. Vamos a decidir que actividades son indispensables y cuales pueden dejarse en este momento. Estamos en crisis.

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¿Quieres saber más? Aquí puedes encontrar la segunda parte de este post.