Nuestros amigos son las personas que escogemos para que nos acompañen en nuestro camino. A lo largo del tiempo se van convirtiendo en parte de nuestra historia, memoria, recuerdos y anécdotas, además de que siempre tienes su apoyo desinteresado. Nuestros amigos son los hermanos que escogemos para compartir nuestra vida con ellos.

Desde pequeños vamos conociendo a las personas que queremos o no tener en nuestra vida. Casi siempre preferimos a las que tienen cosas en común: nos gustan los mismos programas, las mismas películas, las mismas princesas o personajes de acción; practicamos los mismos deportes o vivimos en la misma colonia. A veces son personas que no conocíamos bien, pero que les damos una oportunidad y resulta que son más parecidos a nosotros de lo que pensábamos.

Conforme vamos creciendo vamos encontrando amigos que funcionan como nuestro espejo: se visten, se peinan y hablan de la misma forma. Comparten las mismas ideas de alguien o algo, les gustan la misma música o videos.

Ya en la universidad nos hacemos amigos de personas que estudian lo mismo que nosotros, y con los que podemos hacer un proyecto a futuro juntos. Vamos encontrando al que nos presentó a alguien especial o con los que nos fuimos juntos de viaje.

Mas adelante, hacemos amigos con los amigos de nuestra pareja, amigos en el trabajo, en los cursos, en la escuela de nuestros hijos…

¿Podemos tener demasiados amigos? No lo creo, aunque en este momento, con las redes sociales, vemos a personas que tienen más de 3000 amigos y podríamos preguntarnos cuántos de esos amigos son reales y cuantos son sólo conocidos.

¿Cuántos nos acompañarían en un problema, o donarían sangre, o se quedarían con nuestros hijos en una emergencia? ¿Cuántos seguirían con nosotros después de una discusión o un divorcio? Los amigos se van, ya sea porque los intereses cambian, o porque encuentran a personas que son más comunes a ellos, porque están lejos o porque la amistad se acabó.

Sólo recuerda, cuando encuentres a un amigo, a un verdadero amigo, no lo sueltes. Háblale, procúralo, búscalo de vez en cuando, celebra su amistad, porque un verdadero amigo es lo más valioso que puedes tener en tu vida.

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